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Crear y respetar rutinas

diciembre 6, 2023 General / Familia

Crear y respetar rutinas

Por: CHRISTINA MCGEOUGH, maestría en salud pública, dietista registrada, especialista certificada en educación y atención de la diabetes

Al igual que los adultos, muchos niños se desarrollan con la estructura y las rutinas. Es posible que no puedan expresar claramente cómo las rutinas les ayudan, pero puedes verlo en sus comportamientos. Tengo dos niños en edad escolar, y en los días en que pasan demasiado tiempo frente al televisor, comen muy tarde y la rutina para ir a dormir es desorganizada, a la mañana siguiente notamos las consecuencias del caos de la noche anterior. Los niños están somnolientos e irritables. Su cansancio a menudo se traduce en más quejas por su parte y más insistencia por la mía. Como resultado, comenzamos el día en un ambiente negativo. En los días en que nos apegamos a un cronograma más definido, la cena es puntual, la hora de dormir no es una batalla interminable y las mañanas son mucho más fáciles. La estructura y las rutinas no significan que todo deba ser exacto o preciso todo el tiempo, sino que tú y tu familia trabajan juntos, saben qué esperar y cuándo sucederán las cosas.
Las rutinas ayudan a los niños a aprender el autocontrol, a sentir una sensación de seguridad en torno a las rutinas y son importantes para su desarrollo socioemocional. También les ayuda a participar en el aprendizaje. Los niños pequeños tienen lapsos de atención cortos y cuando pierden el enfoque o interés, es una señal de que no quieren continuar con la tarea. Cuando no escuchamos estas señales, los niños pueden reaccionar con berrinches y cambios de humor.

Aprendí la importancia de crear rutinas cuando mi hijo era un niño pequeño. Él tenía un retraso en el habla y las transiciones entre tareas le resultaban difíciles. Comenzamos a usar ayudas visuales y a establecer temporizadores cuando tenía alrededor de 18 meses para ayudarlo a entender qué sucedería a continuación y cuándo comenzarían y terminarían las actividades. Aunque no podía comunicarse bien verbalmente, comenzó a aprender su rutina matutina muy rápido: cuándo era el momento de ir a la escuela, o la hora de comer, jugar, bañarse o ir a dormir. Al cabo de unos meses, sus berrinches y frustraciones disminuyeron en gran medida, y aprendimos a apoyarlo mejor y anticipar sus necesidades. Resulta que su frustración no era un acto de rebeldía; simplemente era su forma de hacernos saber que no estaba listo para hacer la transición o que estaba sobreestimulado. A medida que creció y aprendió a comunicarse mejor de forma verbal, le preguntábamos sobre su día.

Aquí hay algunas cosas a tener en cuenta al establecer rutinas:

A medida que tu hijo crezca, es posible que no necesite un cronograma diario y ya sepa qué esperar a lo largo del día, pero esto llega con el tiempo y la madurez.